петак, 14. август 2015.
On 11:45 by Unknown
La historia de Luisana Lopilato (28)es la de una Cenicienta moderna, con un príncipe que no es de sangre azul: Michael Bublé, cantante, 39 años, mundialmente reconocido. El romance es de película. Empezó cuando él estaba de gira en Buenos Aires (se presentaba en el Gran Rex) y ella era una de las miles de fans que lo aplaudía en la platea. El resto es conocido: casamiento, viajes por todas partes, casas en distintos lados, un hijo (Noah, quien el 27 de agosto cumplirá 2 años). Y ahora, se suma otro capítulo especial: esperan el segundo heredero. Embarazada de tres meses y medio, Luisana asegura que su presente es de absoluta felicidad. La segunda dulce espera coincide con sus primeros pasos como actriz internacional.
–Trabajando desde tan chica, ¿cómo hiciste para no marearte con la fama?
–Mi familia siempre fue mi cable a tierra. Disfruto mucho de estar con mis padres y mis hermanos. Para mí es un buen plan que vengan a mi casa, comer juntos. No me canso de estar con ellos, soy realmente muy familiera y eso me acercó siempre a la realidad. Mis amigas, por ejemplo, son las mismas del colegio. No tengo amigas "nuevas".
–Y si alguna vez te mareabas, ¿quién te bajaba a tierra?
–¡Mi mamá! Como ella no hay otra en ese sentido y cuando sintió que yo podía estar cambiando, me decía: "Mirá, esto que te toca vivir hoy, quizás no es para toda la vida, nunca te la creas". Y tiene razón. Por ejemplo, ahora que yo elijo trabajar menos, los que siempre están conmigo son mi familia y mis amigos.
–¿Por qué trabajás menos?
–Mis prioridades cambiaron desde que fui madre. Ahora estoy mucho más enfocada en la calidad de tiempo que le doy a Noah y por eso sé que no podría ponerme a grabar una tira diaria porque tendría que estar doce horas fuera de casa. Me angustia perderme momentos con mi hijo.
–¿Dejarías tu profesión para dedicarte a tu familia?
–¡No! Mi trabajo termina de definirme como mujer. Soy muy obsesiva, no me relajo ni un segundo como ama de casa: nunca me voy de casa sin saber qué va a comer Noah, si se rompió una puerta –por ejemplo– me encargo de llamar al carpintero, estoy atenta a todo… Entonces, cuando trabajo siento que es un momento de exclusividad para mí y que me desconecta.
–¿Vivís con naturalidad que te reconozcan por la calle, que te saquen fotos?
–Creo que si no me reconocieran me sentiría extraña. Lo que intento cuando estoy con Noah o con mi familia es no mezclar las cosas y si alguien me pide una foto y estoy comiendo, le pido que me espere a que termine. Igual, esto es algo que me permito desde hace muy poco, eh. Antes sentía que tenía la obligación de dejar todo por dar un autógrafo. Entiendo que es parte de mi trabajo, pero quiero respetar el tiempo de quienes están conmigo en ese momento.
"LA UNICA EXIGENCIA QUE TENGO ES MI MARIDO"
–Como embajadora de L’Oréal Paris sos un modelo para muchas mujeres. ¿Qué creés que ven ellas en vos?
–Yo siempre me muestro tal cual soy, sin impostar nada. Soy la misma persona cuando ando por la calle o cuando trabajo y exactamente la misma cuando estoy en mi casa, y creo que eso genera mucha cercanía con las mujeres.
–¿Vos sentís la exigencia de tener que verte siempre bien?
–La única exigencia que tengo es mi marido, porque es hermoso y tengo que estar a la altura. [Se ríe]. Me gusta estar siempre bien para él. Con respecto al trabajo, bueno, una va creciendo… Justo hoy me miraba en Casado con hijos, que fue hace diez años, y pensaba: "Mirá la piel que tenía". Ahora está bien mi piel, pero no es la misma de los 18. Hay que crecer, aceptar los cambios y cuidarse más.
–Desde que te casaste con Michael Bublé, la vida te cambió mucho: viajás todo el tiempo, tenés más de una casa...
–Me acostumbré a la vida nómade. [Se ríe]. Pero como buena mujer que soy nada me viene bien. [Lanza una carcajada]. Cuando estoy en Buenos Aires mucho tiempo, me gustaría estar en Vancouver, cuando estoy allá, me gustaría estar acá… Igualmente, como soy muy organizada, se me hace muy fácil vivir un poco en cada lugar.
–¿Cómo se va a modificar la vida familiar cuando Noah empiece el colegio y nazca el segundo hijo?
–Ahí vamos a buscar más estabilidad y por lo menos seis meses al año pasaríamos en Canadá y después viajaremos con un profesor para hacer homeschool. El trabajo de Mike incluye giras por el mundo y eso no se va a terminar ni cambiar, y yo también voy a seguir trabajando, pero queremos que Noah haga su vida lo más ordenada posible y tenga sus vínculos.
EL AMOR, EL GRAN MOTOR
–¿Cuándo te diste cuenta de que Michael Bublé era el hombre de tu vida?
–Nunca estuve con alguien por estar, siempre traté de buscar relaciones que sentía duraderas. ¡Y con Michael fue todo desde el primer día! Me compró como hombre, con su familia, como artista y desde el primer momento sentí que con él podía formar una familia. Pensé: "Es una persona sana, cariñosa, perfectamente puede ser el padre de mis hijos… Más allá de la locura que vive por ser una estrella de la música, es una persona normal como yo".
–¿Sos celosa de sus fans?
–No, para nada.
–¿Cómo te definirías en tu rol de "mujer de…"?
–Creo que me debería definir Mike, ¿no?
–¿Quién es más fácil de los dos para estar en pareja?
–Los dos somos muy compañeros y sabemos que nos tenemos cuando nos necesitamos… Todo se habla, y este tiempo que llevamos juntos –que para el afuera es poco loco e inusual– es posible porque todo está consensuado y bien planeado.
–¿Sentís que estás cumpliendo con el ideal que tenías de la maternidad?
–Yo no tenía un ideal muy claro, pero creo que todas las mujeres nacemos para ser madres. Cuando te enterás de que estás embarazada hay algo que se despierta que no podría definir con palabras. A mí nadie me enseñó a dar la teta, ni a cambiar un pañal, ni cómo tenía que ser como madre. Creo que estoy repitiendo lo que viví en mi casa de chica.
–¿Te reconocés una mamá estricta, permisiva…?
–Soy una mamá un poco pesada, en realidad. Cuando no estoy con Noah, quiero saber qué va a comer, qué va a tomar, qué es lo que se va a poner… Tampoco quiero que coma tanto chocolate –por suerte, a Noah no le gusta– ni que tome gaseosas…
–¿Cómo es Noah?
–Es supersociable, va con todo el mundo. Le encantan la música, los disfraces, las pelotas. Si le ponés un partido de lo que sea en la tele, le divierte más que un dibujo animado.
–¿Cómo te sienta el segundo embarazo?
–Muy bien. A diferencia del de Noah, tengo mucha hambre. Y hambre de cosas "malas": hamburguesas, panchos, huevo frito, dulces… Trato de comer sano, pero por ahí me despierto a las tres de la mañana con ganas de comer un sandwich de manteca de maní y no puedo resistirme.
–¿Y Bublé está al pie del cañón para hacer el sandwich a esa hora?
–¡Sí, es un genio! También me dan ganas de comer morcilla todo el tiempo. Con Noah también me pasó, pero es rarísimo porque después del nacimiento, me da un asco tremendo.
–¿Qué tiene de diferente este embarazo?
–El segundo te agarra menos miedosa. Tampoco tengo tanto tiempo de estar pendiente de la panza, porque "afuera" hay otro niño que me reclama y me necesita. A la noche, cuando Noah ya está dormido, ahí me conecto más con la panza.
–¿Ya sabén el sexo?
–Me hice dos ecografías: en una me dijeron que era una nena y en la otra que era varón.
–¿A vos qué te gustaría?
–Quizás estaría bueno que sea un varón para que Noah tenga un compañero de aventuras.
–¿Nombres en danza?
–Por ahora no.
–¿Por qué eligieron que sea Noah quien anuncie el embarazo a través de un video en las redes sociales?
–Cuando sos mamá, todo lo que hace tu hijo te parece lo mejor del mundo y querés que todos vean lo que hace. ¡Madre babosa! Y como cada vez que le preguntábamos qué tenía mamá en la panza, él corría a tocarme y decía "baby", me pareció muy tierno anunciarlo así.
–¿Noah está celoso?
–No, está más mamero y yo aprovecho. [Se ríe].
–¿En qué momento personal te encuentra este embarazo?
–De mucha plenitud y de disfrute. Este nuevo embarazo me conecta con mis deseos más profundos y con el sueño que tuve desde chica de formar una familia con mucho amor.
Texto: Sebastián Fernández Zini
Fotos: Sol Abadi y Pilar Bustelo
Agradecimientos: Bernie Catoira (estilismo), Pao Dessaner (maquillaje), Lucas Barboza (peinado).
Cortesía:/www.hola.com.ar
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UNA CARRERA IMPARABLE
Luisana Loreley Lopilato nació en Buenos Aires un 18 de mayo de 1987, desde sus primeros años de edad sintió que su vocación era la de actuar, bailar y cantar. Dueña de una belleza única y con una mezcla de chica de barrio y nena inocente con un gran talento actoral, logró desde muy pequeña hacerse un nombre en la televisión argentina. Su carrera comenzó desde muy chica por el año 1992 haciendo comerciales, desfiles y producciones de fotos para marcas muy importantes para chicos. Su primera aparición en la pantalla grande fue con un papel en la película “Un amor en Moisés Ville” (1997). En 1999 de la mano de la productora Cris Morena, siendo apenas una niña queda seleccionada para ser parte del elenco de la tira televisiva “Chiquititas,” a partir de ese momento su vida daría un giro importante.
Camino al estrellato
En el año 2000 continuó con el éxito de Chiquititas. Al año siguiente forma parte no solo del nuevo año televisivo Chiquititas si no que también del elenco de la película “Chiquititas, Rincón de luz” filmada en Villa la Angostura. En 2002, paso de niña a adolescente y, otra vez de la mano de Cris Morena, se transformó en una de las protagonistas de “Rebelde Way”. Así llegó la gran explosión de Luisana tanto en su rol de actriz como en el de cantante, ya que del argumento de la tira nace la banda Erreway, que tiene a Luisana entre sus miembros. Erreway le permitió a Luisana grabar tres discos y recorrer el mundo, de esta manera consiguió que su fama trascienda las fronteras de Argentina. Al igual que pasó con “Chiquititas”, “Rebelde Way” tuvo su versión en cine, llamada “Rebelde Way, Cuatro caminos” (2004). El éxito en “Rebelde Way” la introduce en el mundo de la moda, donde Luisana empieza a ser solicitada por las principales revistas y marcas de ropa.