уторак, 13. октобар 2015.

Embarazada de seis meses –“más segura, más plena y más conectada a mis deseos”– cuenta cómo será la llegada de su segundo hijo con Michael Bublé (40). Por qué decidió que dará a luz en Canadá. Las reacciones de Noah (2). Los tratamientos especiales para cuidar la figura. Y sus claves íntimas para mantener hot la pareja: “Mike y yo sabemos cómo sorprendernos todos los días”.

De diecisiete a diecinueve. Ese es el tiempo para esta producción, que “no debe ser la típica sesión de famosa embarazada”. El primer requisito tal vez tenga que ver con el vicio de una vida muy road-movie: “Realmente me angustia perder un instante en la vida de mi hijo”.
El segundo, con una sensación estrictamente personal e indescifrable: “Siempre me incomodó ver esas fotos en las que muestran y acarician sus panzas”.
La cita se acomodó a favor de un control médico, el último nacional antes del parto. Luisana Lopilato (28) se excusa, “¡Perdón! Detesto la impuntualidad”.
Como si la rush hour citadina no hubiese sido suficiente, el belgranense al que consultó por un atajo invitó a gritos a los vecinos de la cuadra a hacerse una selfie con ella.
Entre sorbos de té de miel y especias impronunciables, atiende su iPhone. En fluido inglés –idioma en el que hasta sueña, “¡un gran síntoma de superación!”–, tilda ítems en conversación con su marido (Michael Bublé, 40): “¿Noah ya comió? ¿Qué? ¿Cuánto? ¿Tiene el pijama puesto? ¡No olvides que hoy mi familia cena en casa! Bye honey”.



–Y pensar que antes de casarte con una estrella internacional (2011), no sabías qué sería de tu vida…
–…¡Y mirá qué bien nos complementamos!
–Ya lo creo. Administrás tres casas (El Tigre, Vancouver y Los Angeles) y hasta llegaste a ser figura de Hollywood…
–¡Sin embargo, mi foco está acá! (señala su celular). Mi vida siempre fue intensa, desde muy chica enfrenté una carrera exigente y después, mudanzas y desarraigos, pero siento que me convertí en una mujer madura recién con la llegada de Noah. No cualquiera está apto para ser padre, debe tenerse la cabeza muy preparada. La responsabilidad de una vida a cargo redimensiona muchos otros aspectos de la vida… Bueno, y te desestabiliza algunos otros (suelta con gracia).




–¿Cuáles son esos flancos débiles?
–(Se ríe) Hace unos días le consulté a una amiga que tiene tres chicos: “¿Cuándo se relaja una?”. Soy una mamá demasiado arriba, incapaz de salir de casa sin saber qué será de la vida de mi hijo mientras esté afuera: le organizo actividades, chequeo su menú y llamo a cada hora para preguntar hasta si fue al baño. Y todavía no sé que es dormir una noche entera: me sobresalto en mitad de la madrugada para espiarlo por la camarita. Pero lo que más me cuesta es poner límites. Mike me llama “pudding on hands” (budín en las manos), porque me derrito fácil: no puedo retar ni prohibir.
Leé la nota completa en la edición impresa de Gente.
Por Sebastián Soldano. Fotos: Santiago Turienzo y Archivo Atlántida.

Cortesía: www.gente.com.ar